miércoles, 17 de abril de 2013

Lord Nieve (O ese episodio durante el cual Jo se aburrió hasta la muerte)



Hola otra vez ¿Sabían ustedes que los pinschers miniatura fueron una raza originalmente desarrollada como perros de alarma? Cuando un ladrón entraba a los establos, los pinscher empezaban a ladrar para advertir de su presencia. Eventualmente, Karl Doberman los agregó a la mezcla de razas que acabaron por dar origen al perro guardián que hoy lleva su nombre. Mirándolo, uno pensaría que el pinscher es un doberman enano, pero en realidad es al revés: los doberman son pinschers agrandados.

¿Qué les parece eso, Starks? ¿Mi perro es más grandioso que sus lobos huargos o qué? ¿Eh? ¡¿EH?!

Ah, ¿los lobos huargos siguen siendo más épicos? Pff, para lo que me importa. Ustedes ni existen.


Contemplen, la fiereza hecha carne

Bueno, luego de esa escabrosa incursión en la mente de Jo, pasemos a la recapitulación. La primera vez que vi esta serie estaba acompañada de dos amigas, y solíamos hacer comilonas de pizza y ver dos o tres episodios de una sola sentada. Así que en aquel entonces, este episodio no destacó particularmente. De hecho, terminó mezclándose en mi mente con el episodio siguiente. Ahora que lo volví a ver a los efectos de escribir este post, me doy cuenta de lo aburrido que es.

En lenguaje televisivo, un episodio de descanso o de relleno es aquel en que no ocurre mucho que tenga que ver con la trama principal de la serie. “Lord Nieve”, si bien no es enteramente de relleno, está plagado de conversaciones y escenas que lo parecen.

El episodio abre con la caravana de Ned llegando a Desembarco del Rey. El caballo del tipo acaba de poner una herradura en el patio del palacio, y ya hay un extra diciéndole a Lord Stark que se le necesita en la reunión del consejo. ¿En serio? Ned tiene cara de estar agotado y sucio, y lo comprendo perfectamente, porque cuando yo viajo de la ciudad donde estudio hasta mi casa, llego en un estado deplorable y prácticamente rogando que alguien abra la ducha por mí y me alimenten en la boca porque yo estoy demasiado débil. Esos viajes, por cierto, duran una sola noche. Imagino que entre Invernalia y Desembarco del Rey deben de haber un par de semanas, si es que los caballos son rápidos.


Pero como Ned es mucho más rudo que yo, pone cara de señor noble y allá va.

En la sala del trono se encuentra con Jamie, que actúa como el idiota arrogante que ya hemos establecido que Jamie es. En el diálogo entre Ned y Jamie se revelan dos cosas: el padre y el hermano de Ned murieron a manos del rey anterior, el Rey Loco, que luego a su vez murió a manos de Jamie. Por este motivo es que a Jamie lo llaman "Matarreyes." Ned desprecia a Jamie abiertamente diciéndole: "Lo serviste bien, mientras servirle fue seguro."

Es un buen contraste entre ambos personajes: Ned, que valora el honor y el deber por encima de todo, y Jamie, que... bueno, tiene otras cosas en mente. Puntualmente, las "cosas" de su hermana.

Ned va a la sala del consejo, donde se encuentra con el resto de los miembros del Circo de Fenómenos Reales: Lord Varys, el eunuco, que sirve como espía del reino, Petyr Baelish, el consejero de la moneda, Renly Baratheon, que obtuvo su posición porque es el hermano del rey, y el Maestre Pycelle, que parece demasiado viejo como para seguir respirando.

El Consejo (que por cierto, se celebra en ausencia del Rey) se ha reunido para discutir la celebración de un torneo en honor a Ned, gracias a lo cual la recién nombrada Mano del Rey descubre horrorizado que la Corona se encuentra en bancarrota con una deuda de seis millones en oro.

¿Solamente seis millones? Ja, yanquis primermundistas.

Cortamos a una conversación de relleno entre Cersei y Joffrey, donde discuten sobre como básicamente todo el que no sea un Lannister es un enemigo y como la estrategia de Joffrey para sofocar una rebelión sería básicamente matar a todos. Ah, quien fuera un adolescente sociópata para planear baños de sangre…

Mientras tanto, Arya y Sansa están discutiendo sobre lo que ocurrió en el camino. Ned las interrumpe y envía a Arya a su cuarto. Luego le entrega un regalo a Sansa: una muñeca, que ella desprecia porque ya está demasiado grande para jugar con muñecas, y luego se retira como la adolescente rebelde que es a su habitación. Si esto ocurriera en un contexto moderno, probablemente pondría Avril Lavigne a todo volumen y escribiría cosas horribles sobre Arya en su diario de hojas perfumadas.

Ned decide ir a hablar con Arya porque, ya puestos, si tuviéramos que elegir con cuál de las dos tratar, todos elegiríamos a Arya. Arya le muestra su espada, Aguja, y le confiesa que fue su culpa que asesinaran a Mycah, porque ella le había pedido que practicara esgrima con ella, aunque sigue resentida con Sansa por haber mentido. Ned la abraza y le explica cómo funciona la nobleza: cuando Sansa se case con Joffrey, tendrá que ponerse de su lado siempre, incluso cuando Joffrey esté equivocado. Le advierte, en un momento de honestidad brutal, que se encuentran en un lugar peligroso, y que deben mantenerse unidos.

De vuelta en Invernalia, Bran está despierto, pero inválido. Su niñera, la Vieja Tata, le cuenta historias sobre los Caminantes Blancos y lo que acaece cuando llegan.
 
En pocas palabras; nada bueno.

Robb los interrumpe, y trata de animar a Bran, quien asegura no recordar nada de lo que ocurrió antes de su "caída." Asegura, además que preferiría estar muerto antes que inválido.

En Desembarco del Rey, Catelyn finalmente llega junto con Sir Rodrik, quien justo está comentando la necesidad de ser discretos cuando los embosca un grupo de caballeros con instrucciones de escoltar a Catelyn. La llevan hasta un burdel, donde se encuentra con Baelish, el consejero de la moneda y su amigo de la infancia. Lord Varys también está ahí, para comentar espeluznantemente que está enterado del intento de asesinato de Bran gracias a sus "pajaritos."

Si el tipo no fuera eunuco, nadie lo dejaría acercarse a un niño.

Catelyn les enseña la daga, y Baelish la reconoce: es una daga que le perteneció, pero que perdió en una apuesta contra Tyrion Lannister, el Gnomo.

Tyrion, mientras tanto, está en el Muro, viendo a los nuevos reclutas entrenarse. Jon, habiendo crecido en un castillo y habiendo sido entrenado con un maestro de armas, es el más competente de todos en la lucha, pero el instructor no parece nada impresionado: es él quien le pone despectivamente el mote de "Lord Nieve." Decepcionantemente, aunque ese sea el nombre del episodio, no significa que vayamos a ver mucho más de Jon.
 
Para compensar, una imagen de él poniendo cara de malo

Luego de la práctica, varios de los otros reclutas emboscan a Jon, pero Tyrion sale en su defensa comentando casualmente la afición de su hermana, la Reina, por clavar cabezas en picas. Luego, Tyrion le explica pacientemente a Jon que él es un privilegiado, que ninguno de sus compañeros había alzado una espada antes, y que no se va a ganar su respeto menospreciándolos.

Luego se va, dejando a su paso un aura de grandeza tan brillante que no se la puede mirar fijamente.

De vuelta en Desembarco del Rey, Baelish lleva a Ned con Catelyn y le explican la situación. Sin embargo, a pesar de la daga, no pueden acusar a los Lannister aún porque no tienen suficientes pruebas. Catelyn le dice a Ned que Baelish es “como un hermano menor para ella” y que confía en él. Luego tienen una despedida muy tierna.

¡AWWWWWW!

Como para contrastar, hay una escena de relleno de Cersei y Jamie que se podría calificar como romántica de no ser porque es tan, ya saben, incestuosa.

Después hay otra escena de relleno más en la que Robert ebriamente comenta hazañas de guerra con el capitán de su guardia y con Jamie. Y aquí es cuando empiezo a retorcerme el pelo y mirar la barra de tiempo para ver cuánto falta.

Luego hay una toma artística sobre un campo de pastos altos, y, ¡hey, miren! ¡Es Daenerys! ¡No hemos visto a Daenerys hasta ahora! (Y no creo que esto signifique que el episodio vaya a mejorar). Daenerys hace parar a toda la caravana para irse a caminar artísticamente por los pastos y antes de que al espectador le surjan ganas de matarla, Viserys emerge entre los pastos gritando altaneramente que a él no le da órdenes nadie. Pero entonces los jinetes de sangre de Daenerys (vendría a ser como sus guardaespaldas) evitan que la mate (¡Booo!), y Daenerys demuestra ser moralmente superior impidiendo que ahorquen a Viserys. Fin de la cosa más interesante que ha hecho Daenerys hasta ahora.

Ah, y está embarazada de Drogo. Con esa información, nos hemos sacado de encima uno o dos escenas de relleno más.

Pasamos luego al Muro, donde Jon camina y trepa por dos minutos interminables solamente para que los encargados de la escenografía se luzcan un poco. En la cima del Muro, se encuentra con el tío Benjen, quien le dice que saldrá a explorar el Bosque ese mismo día. Jon quiere ir con él, pero Benjen objeta que todavía no ha demostrado ser capaz de ocupar un puesto de explorador. Luego dice: “Hablaremos cuando regrese”, y yo empiezo a asumir que cada vez que un personaje dice esto significa que va a morir o desaparecer.

Efectivamente, después de pasarse por el comedor, donde Tyrion está bebiendo alegremente con otro veterano de la Guardia de la Noche, y de despedirse de dicho veterano, Benjen se va a explorar. Y nadie lo vuelve a ver o a mencionar por el resto de la serie.

El veterano con el que Tyrion estaba bebiendo, por cierto, se llama Yoren, y su trabajo es recorrer los Siete Reinos en busca de reclutas. La Guardia de la Noche se encuentra en decadencia, no hay suficientes hombres para proteger toda la fortaleza, y así se lo dicen el Comandante Mormont y el Maestre Aemon a Tyrion. Le piden que hable con Cersei para solicitarle ayuda, y Tyrion promete hacerlo, sin mencionar que Cersei no le tiene precisamente mucho afecto.

En Desembarco del Rey, conocemos a Syrio Forel, un espadachín de Braavos que Ned ha contratado para que enseñe a Arya a manejar la espada. Entrenan para rellenar los últimos cuatro minutos del capítulo, que termina con Ned asomándose para mirarlos con una sonrisa al principio, y luego con cara de preocupación.


Dioses, esto fue largo. Este ha sido el episodio más lento de la serie hasta ahora. Sinceramente, siento que se podrían haber sacado muchas cosas y haberlas esparcidos entre los episodios siguientes para hacerlos más ágiles. Sé que no es realista esperar que una serie de televisión sea uniformemente buena, pero en una tan buena como Juego de Tronos, lo malo destaca más. Y estamos en la primera temporada, no es momento para permitirse un capítulo aburrido. Creo que si yo no hubiera leído el libro y visto el episodio siguiente inmediatamente después, este habría sido el punto en que habría abandonado la serie.

Sin mucho más que agregar, me despido hasta la semana que viene.

CONTEO DE PALABRAS: 1875.

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