Tal y como
Kansas coreando lo que se ha transformado en himno para Supernatural y sus fans, sabemos que la
rebeldía de los hijos no está en la historia como un simple detalle.
Sin importar
la especie, los nidos usualmente presentan una oveja negra que en algún momento
de la vida se descarrió y escapó de lo que sus padres quisieron presentar como
su destino.
Aún cuando
Sam y Dean continuaron el negocio familiar, a lo largo del camino hubo uno que
se sintió avergonzado de la profesión de su familia y partió a estudiar lejos,
y el otro, que plantó en su corazón la idea de su padre, en algún momento también
dudó de él y no quiso el titulo de héroe, se echó en los hombros la carga
obligada y ha ido pagando hasta el día de hoy.
Como los
humanos, también algunas criaturas del gran espectro monstruoso han deseado
salir del molde, deseando normalidad para sus vidas, sentirse parte de algo que
el mundo acepte, o queriendo alcanzar la modernidad de nuestros tiempos, aunque
eso signifique traicionar a su especie.
Blood Brother
(“Hermano de Sangre,” escrito por Ben Edlund, dirigido por
Guy Norman Bee.)
Benny es un
hijo rebelde. Un Vampiro que traiciona a su propia especie al intentar acabar
con sus hermanos de caza. Un monstruo que encontró a un humano y lo recibió
como amigo. Lo que él tal vez no sabe es que
Dean corresponde su amistad
haciendo lo mismo con Sam, quien desconoce este lazo y sabe muy bien que su
hermano mayor no transaría con un chupasangre.
Pero las
cosas han cambiado, caracteres han madurado, y las personalidades se han hecho más
sabias y pacientes. Lo que antes habría sido imposible para una figura como
Dean Winchester, hoy es prueba de que todos podemos dejar juicios y errores en
el pasado.
Luego de la
pelea por venganza contra sus compañeros, Benny se pone en contacto con Dean
pidiendo ayuda, al verse debilitado tras el altercado. Dean, quien discute con
su hermano por la huída de Kevin, esconde el llamado, y después de echarse en
cara mutuamente el año sabático y la desconfianza, Dean se aleja molesto y lo
primero que viene a su mente son sus recuerdos en el Purgatorio, que no han
dejado de palpitar en su mente.
Allí vemos a
Dean, Benny y Castiel luchando con diferentes criaturas, con una coreografía
acompañada por la clásica “In the hall of the mountain king” silbada por el
Vampiro. Una bella secuencia con un toque tenebroso.
Mientras,
Sam se queda en el motel y se muestra preocupado por el paradero de Kevin,
quien no quiere ser encontrado. También, gracias a su experiencia con rastreos,
ubica a Amelia. Lo que lo lleva a recordar su empleo en un motel cuando se
encontraba solo.
Dean, por su
parte, luego de encontrar a Benny y llevarle un poco de sangre, robada de
bancos de hospital, interfiere en sus asuntos para que le confíe que sucedió.
Algo que Benny no entiende, pero empatiza, sintiendo el respeto que Dean le ha
dado como amigo.
En el
purgatorio, cada uno se la arreglaba como podía, dejando en claro que el método
de matanza de Castiel no había cambiado, lo que atrae a los monstruos a
distancia cuando alcanzan a ver la luz que emite el fin de sus vidas.
Tema de
discusión entre los tres, pues Benny teme que el ángel arruine sus planes de
largarse del lugar, y Castiel, con su particular vocabulario, vuelve a
aconsejar a Dean que es mejor no involucrarlo en su objetivo. El vampiro y el
ángel intercambian algunas palabras, Benny se burla, Castiel se muestra
defensivo, pero Dean les manda a callar y recuerda a ambos que no se irá de
allí sin el ángel.
Allí no
tienen descanso, y como Castiel medita, el basurero de los monstruos es
infinito cuando uno de ellos muere en el lugar.
También se
revela por primera vez que el puesto de Cas es el de un Serafín, los cuales en
la explicación general de la fantasía bíblica y metafísica, son los ángeles con
un rango alto, quienes cuidan el trono de Dios y los arcángeles.
De vuelta al
muelle que protegió a Benny, este le confiesa a Dean su intención: matar a su
creador antes que él le vuelva a matar.
Revisan las
pertenencias de los vampiros que no volvieron a despertar, y el cazador,
disimuladamente se queda con el dinero. Leen información de embarques, y Benny
le explica que esa es la forma que tienen los grupos de sobrevivir; viajan en
barcos saqueando diferentes países y ciudades, y disfrutan el almuerzo en el océano.
Dean, divirtiéndose con la historia, les bautiza como Vampiratas, y decide
acompañar a su amigo a buscar a su creador para finalizar próximos saqueos.
Benny recuerda
sus tiempos relatando la historia a Dean. De humano a vampiro, de saqueador de
islas a un vampiro enamorado de una humana, de un amenazado que fue muerto por
traicionar a su nido y creador. Algo que sirve para comprender su sed de
venganza y lo que queda de un ser que ya no simpatiza con el negocio familiar.
Como sus
recuerdos nos indican, Sam se toma seriamente su trabajo en el motel arreglando
cualquier aparato para mantenerse en el lugar sin tener que buscar otro
paradero. Le preocupa su perro, quien tiene una cita con la veterinaria en días
próximos.
La perfecta
casualidad responde a su vida no sólo con el trabajo que el encargado le
ofrece, si no con haber caído en el mismo lugar que Amelia reside.
Ella se
asusta, pensando que luego de atropellar a un perro y tratar de dejarlo
abandonado en su veterinaria, el extraño hombre la estaba siguiendo. De hecho
analiza sus ropas y corte de pelo, insinuándole que parece un ex militar o un
asesino serial.
Tras el
altercado, Amelia decide darle el beneficio de la duda en su próximo encuentro,
y ambos encuentran
un momento para hablar, luego de identificarse con la
soledad y el no tener rumbo alguno.
Sam está
enfurecido con Dean. Por haber huido excusándose en un asunto personal, el cual
no es más que una misión que podría matarlo. Pero su rabia es demasiado aguda,
lo que personalmente creo, se debe a que Sam se muestra todo el tiempo
apresurado, creyendo que necesita acabar con el asunto de Kevin para largarse y
no tener que estar salvándole el trasero a su hermano con el que no comparte
pareceres. No es que no le quiera, es más algo así como volver a cazar para que
Dean muera y se quede solo de nuevo.
En la casa
de los vampiros, Benny cae en cuenta que su antiguo amor vive. Andrea y el
grupo que sirve como guardias del creador lo apresan mientras Dean se esconde.
Todo se
vuelve muy fácil, Andrea hace creer a los guardianes que desprecia al vampiro
que volvió de la muerte, todo para recordar viejos tiempos con el sabor de sus
labios y cariños, y le entrega un arma que acabaría con la vida del creador.
Dean se
deshace rápidamente de otros vampiros por los laberinticos pasillos del lugar y
Benny es llevado donde su Padre y Creador para explicar su vuelta a la vida.
Pero ya no
hay vida, según él, y esa es la razón principal de su regreso. El tratar de
desmantelar futuras
operaciones en contra de la humanidad es su objetivo, y sumándole
el capricho del creador al transformar a Andrea, a Benny se le hace mucho más
fácil aventurarse a matar a su parlanchín creador, quien parece totalmente
aburrido de la vida, y que se mantiene por demasiada nostalgia. Algo que le
muestra débil, considerando que se ve más joven que todos los presentes, y
debiera aparentar más confianza y experiencia de la que lleva en este mundo por tanto tiempo, pero sus ropas sacadas de una
película de vampiros adolescentes parecen envolver a un ser que vivió tanto por nada.
El
purgatorio nos muestra respuestas de la empatía de Benny con la humanidad.
Dean desconfía cuando el vampiro le
explica que hace cincuenta años ya se alimentaba de sangre robada de bancos de
transfusión, y trata de convencerle de que no volverá a matar apenas salgan de
allí. Dean no le cree, dada su experiencia con otros chupasangre, pero más que
nada al verse obligado a necesitar a un monstruo que apenas conoce. Duda
principalmente de sus acciones cada vez que le recuerda que Castiel hará que la
operación fracase.
Cas acaba
con la discusión cuando percibe a leviatanes acercándose.
Al matar a
su creador, Benny cree que Andrea se irá con él y por fin podrán vivir su
historia que quedó
truncada por los de su misma especie. Pero la decisión de
Andrea se ve en su mirada, ya no es la misma, no es humana, y necesita sus
lujos y protección.
Benny no
transa con aquella idea. Cae en cuenta que su amada dejó de ser ella cuando él
murió, y en lo que parece una mala secuencia y un intento de rabia, Andrea se va
en contra de su vampiro y el mayor de los Winchester la aniquila por la
espalda.
Sin más que
una mirada que parece haberse pactado con anterioridad, Benny y Dean están
bien.
Aún así,
Benny sigue siendo un vampiro. Y pasó cincuenta años en el purgatorio,
probablemente olvidando lo que es cualquier signo de sociabilidad,
comportamiento humano y compañerismo. Aparte de su absoluta soledad, verse en
el fondo de pensamientos existenciales, y sentir que ya no debiera seguir vivo,
no entiende por qué Dean fue fiel al plan que los sacó del piso de los
monstruos.
Para él habría
sido más que obvio que el humano volviera a su mundo, y anulara el ritual que
le revivió. Más que mal, su plan no trajo de vuelta a su ángel, y el vampiro
era sólo una herramienta que podría haber abandonado sin volver a gastar ni un
segundo de su culpa.
Al huir de
leviatanes que intentaron acabar con la vida de Castiel, Benny salvó al ángel.
El ángel que en su momento abandonó a Dean, el que es demasiado brillante y que
llama la atención, el que discute con el humano porque no quiere ponerlo en
peligro, el que podría arruinar todo y dejarlos en el purgatorio para siempre.
Él le salva
a pesar de todo ello, y al alivio que Dean muestra en su rostro se suma la
sorpresa de ver que puede contar con la fidelidad de un vampiro, por primera
vez.
Dean
entiende que Benny no sepa dónde está parado. Él mismo no se siente parte de
nada, y eso les une aún más. Tanto que cuando por fin Sam les encuentra, Dean
debe advertirle que no arregle el asunto con violencia.
Sam accede,
todo esto con sólo miradas, pero no entiende ni quiere comprender qué está
haciendo su hermano mayor.
Siempre me ha
parecido que estos que se van en contra de su misma especie, son más que una
obvia diferencia a su naturaleza. Podríamos decir que son la traición de su
grupo, o los perros falderos de los humanos. Pero no es necesario. Se comprende
la esencia con sólo compararlos con nosotros.
Es probable
que si viviéramos por tanto tiempo pasaríamos de la destrucción a otros estados
más elevados. Para algunas de estas criaturas el aburrimiento llega pronto,
para otras alguna revelación del cambio les insta a dar la vuelta a su
naturaleza, para otros, como Benny, el amor les despierta, y comienzan a
entender el compañerismo que ni él mismo comprende del todo, pero luego de
tanto pensamiento y experiencias, ver a la humanidad y la evolución del
entorno, y seguir sintiendo que no calza es algo admirable.
A todos no
les hace falta vivir un siglo para no calzar, a los Winchester les bastó con los
traumas, las pérdidas y una maldición llena de retos familiares y entidades
celestiales e infernales, y a algunos simplemente no nos apetece envolvernos
con lo que se supone la raza humana nos indica como normalidad.
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