Érase una
vez... una joven escritora que iba por su tercera entrada semanal para el blog
de series que llevaba con sus amigas y estaba harta porque apenas había podido
dedicarse a otra cosa, pero como tenía una conciencia muy ruidosa, se apoltronó
en la silla y se preparó para hacer la recapitulación que le tocaba.
Habrías tenido más tiempo para hacer
todo lo que querías si no lo hubieras postergado andando en Internet.
Damas y
caballeros, mi conciencia, que va a estar haciendo esta recapitulación hoy
conmigo porque viene al tema. La historia de Once Upon A Time que nos toca
tratar habla, precisamente, de como un niñito encontró a su conciencia.
El Bosque
Encantado.
El capítulo
abre con un espectáculo de títeres, con una multitud reunida alrededor
asombrándose y maravillándose, y no dándose cuenta que hay un niñito pelirrojo
que anda entre ellos sacando todo lo que puede de sus bolsillos.
El niño,
llamado Jiminy (o Pepito, para los amigos), es en realidad el hijo de los
titiriteros, uno de los cuales me recuerda espantosamente a Mrs. Lovett después de una mala resaca.
Jiminy no
está muy contento con el tema de los robos, y comenta que le gustaría ser un
grillito, libre para ir a donde quisiera, pero sus padres le dicen que así son
las cosas, que así es como siempre han sido y que esa es la persona que él es.
En la siguiente
escena, Jiminy es un hombre crecido que sigue viajando en la caravana de sus
padres, y sigue robándole a la multitud a pesar de que insiste en que ya tienen
dinero suficiente. Sus padres repiten en que así es como debe ser, y lo
convencen de que se quede con ellos, "sólo hasta que muramos." De
donde yo vengo, eso se llama chantaje emocional.
No deberías hablar así de tu madre.
No estaba
hablando de mi madre.
Oh. Bueno, sigue entonces.
Jiminy se
encarga de los preparativos para el espectáculo en medio de la lluvia, cuando
un niñito se acerca a él todo emocionado porque habrá títeres en la feria.
Jiminy le pregunta si ha venido a ver los preparativos, a lo que niño contesta
que no, que ha venido a escuchar los grillos. A continuación, le ofrece
generosamente su paraguas, ya que él vive cerca y Jiminy es quien pasará más
tiempo en la lluvia.
Jiminy, por
cierto, también hace ciertos encargos para cierta persona: nuestro viejo amigo
Rumpelstinkin, que de alguna manera se las arregla para estar siempre en los
lugares donde pasan cosas malas. Rumpelstinkin le pregunta a Jiminy si quiere
algo "mágico" de él, y Jiminy le cuenta sus ansias de libertad. R
(porque me cansé de escribir su nombre completo...)
Holgazana.
... le
entrega a Jiminy un frasquito misterioso y le dice que si lo rocía o se lo da
de beber a sus padres, será libre. A cambio, lo único que pide es a los propios
padres, y le promete que los mantendrá en un lugar seguro. Jiminy no parece muy
convencido, pero acepta el frasco de todas maneras.
¿Es que nadie aprende? |
Jiminy y sus
padres piden refugio por la noche a una amable pareja, y comentan como por
casualidad que acaban de pasar por un pueblo donde ha habido muchos muertos a
causa de la plaga. Pero afirman que ellos son inmunes, porque tienen una
medicina mágica muy rara: ¡el Tónico de los Elfos! Desesperada, la pareja les
ofrecen básicamente todo lo que hay en la casa a cambio de un frasquito.
Por supuesto,
esto no es más que una estafa para sacarles todo lo que tienen.
Jiminy se
siente tan culpable que decide recurrir a medidas extremas y rocía a sus padres
con el tónico que R le dio... y no pasa nada.
Más o menos como cuando vos intentás
arreglar la computadora sin ayuda.
Resulta que
el padre de Jiminy intercambió los frascos. Horrorizado, Jiminy corre a la casa
para detener a la pareja de usar el contenido, pero es demasiado tarde: se han
bebido el tónico, y se han convertido en marionetas.
De esto están hechas las pesadillas. |
Como si eso no fuera suficiente, el hijo de la pareja entra en la casa, y resulta ser... ¡el nenito que le dio su paraguas a Jiminy!
Más tarde, en
medio de su desesperación, Jiminy le pide un deseo a una estrella, y el Hada
Azul desciende para decirle que no puede contrarrestar la magia de Rumpelstinskin.
Oh, ¿ahora intentas probar un punto
escribiendo el nombre completo?
Nada te
complace, ¿cierto?
En cualquier
caso, el Hada le dice a Jiminy que lo que puede hacer es ayudar al niño
huérfano a enfrentarse a los retos que le esperan. Jiminy no puede dejar a sus
padres, así que el Hada lo convierte en un elegante grillito para que pueda ir
a buscar al niño, Geppetto, y convertirse en su conciencia.
Lo que Jiminy
no sabe es que acabará convirtiéndose en la conciencia de otro niño, en...
Nuestro Mundo.
Henry está en
una sesión con el doctor Archie Hopper, e insiste en tratar de hacerle creer
que él es Pepito Grillo en realidad. Archie trata de razonar con él,
preguntándole entonces si todos los grillos de Storybrooke fueron personas
alguna vez, a lo que Henry retruca abriendo la ventana y señalando que nunca
hubo grillos en el pueblo para comenzar. Archie quiere saber por qué es tan
importante para Henry el creer la historia, y Henry responde con un muy
elocuente encogimiento de hombros.
Mientras
tanto, en la comisaría, Emma discuta con Graham sobre su uniforme, y Graham
acepta que siga usando su chaqueta roja (empiezo a creer que tiene un fetiche
con esa chaqueta) siempre y cuando use la placa de ayudante. Emma se cuelga la
placa del cinturón, y exactamente en ese momento, Storybrooke es sacudido por
un terremoto.
Eso no me pasa cuando hago una entrada para el blog. |
Resulta que
una de las antiguas minas que hay debajo de la ciudad se ha derrumbado. Regina
le asegura a la multitud curiosa que se pondrá manos a la obra inmediatamente
para cerrar las minas y pavimentarlas. Henry, que ha llegado con Archie para
ver el origen del terremoto, protesta que no pueden cerrar las minas sin saber
si hay "algo" ahí abajo.
A Regina eso
le cae tan bien como una patada en el hígado, y es pero aún cuando descubre que
Emma ha tomado un trabajo oficial y planea quedarse.
Regina teniendo un mal día |
Asumo que en
el Bosque Encantado esto habría terminado con alguien siendo decapitado, pero
como estamos en nuestro mundo, lo que hace Regina es recoger un misterioso
pedacito de cristal del suelo y luego irse a pegarle unos cuantos gritos a
Archie por no curar a su hijo lo suficientemente rápido.
Bajo la
amenaza de perderlo todo, Archie se sienta en su oficina a revolcarse en su
miseria. Henry llega con una mochila llena de todo lo necesario para bajar a
las minas, y Archie le dice que está sufriendo una psicosis en la que ya no
sabe distinguir lo real de su imaginación, y que si no deja de hacerlo, va a
tener que encerrarlo. Al borde de las lágrimas, Henry sale corriendo y Archie
se queda a revolcarse en su miseria un poco más.
¿Saben quién
más es miserable? Mary Margaret. Ella está jugando al ahorcado con David, el ex
paciente en coma, y se hacen ojitos descaradamente hasta que la esposa de David
llega con un montón de álbumes de fotos para ver si eso reactiva la memoria de
David.
Incómodo... |
Así que Mary
Margaret asume que es la peor persona de la tierra, aunque es tan dulce que me
siento más gorda de solo mirarla…
Eso es porque te comiste un pedazo de
lemon pie y no fuiste a correr en toda la semana.
… y se queja
de sus problemas con Emma, quien hace de Pepito Grillo y le recuerda que es muy
mala idea meterse con un hombre casado. En medio de ese discurso, Henry llama a
la puerta con los ojos hinchados.
Y lo
siguiente que vemos es a Emma entrando a la oficina de Archie lista para despedazarlo
con sus propias manos.
¿Llamamos una ambulancia o directamente a la morgue? |
Archie
murmura una excusa a medio cocinar, y Emma tiene que interrumpir sus planes
homicidas porque recibe una llamada de Regina avisándole que Henry está
perdido.
Henry, por
supuesto, está en las minas, buscando el “algo” que Regina quiere enterrar.
Archie es el primero en entrar, pero justo entonces hay un derrumbe que deja al
psicólogo y a su paciente atrapados y a oscuras.
Porque hacer que se los tragara una ballena se salía del presupuesto |
Emma y Regina
empiezan a echarse culpas la una a la otra, pero deciden hacer una tregua
temporal para sacar a Henry del pozo. Y aquí tenemos una muestra gratis de cómo
maneja Regina las situaciones estresantes: haciendo que todo explote.
Lo cual puede
no haber sido la idea más brillante, porque Henry y Archie acababan de
encontrar un ascensor de mineros, pero ahora que les cayeron más escombros
encima está todavía en más problemas.
¿Saben quién
más está en problemas? Mary Margaret. Como siempre, ella está en el hospital,
haciendo su trabajo como voluntaria, cuando David se le acerca y le pide que lo
acompañe en su caminata. David le comenta que no recuerda absolutamente nada,
que es como si se hubiera despertado en un país extranjero y que nada se siente
real… excepto ella. Así que los dos se enzarzan en el duelo de miradas más
intenso de la historia hasta que Kathryn llega y les corta el momento.
Porque de vez en cuando uno necesita una imagen gratuita de David. |
En la mina,
Regina se está volviendo loca, corriendo de un lado a otro como un pollo
decapitado (en serio, ¿cómo llegó esta mujer a Reina?) mientras Emma busca una
solución constructiva: soltar al perro de Archie, que es más inteligente que
todos los humanos allí presentes y encuentra un ducto por el que pueden bajar y
rescatar los atrapados.
Mientras
tanto, abajo en la mina, Archie le confiesa a Henry que no dijo en serio lo de
la psicosis, y que en realidad no es el hombre que le gustaría ser. Henry le
asegura que lo es, solamente que le es más difícil escuchar a su conciencia
estando bajo la maldición.
Tú nunca me escuchas, y no estás bajo
ninguna maldición.
Están en eso
cuando Emma baja épicamente para ayudarlos. Archie ayuda a Henry a llegar hasta
ella, pero ¡oh, no! ¡El ascensor se cae! ¡Y Archie aún está adentro…!
No, esperen, está
bien. A último momento, consiguió enganchar su paraguas al arnés.
Voy a empezar a andar por ahí con un paraguas, por las dudas. |
Arriba todo
el mundo se abraza y se felicita. Archie lleva a Regina a un lado para decirle
que va a dejar de seguir sus órdenes y va a tratar a Henry como a él le parece
mejor, que para eso es el psicólogo, maldita sea. Regina empieza a amenazarlo
de nuevo, pero Archie le comenta como al pasar que en las batallas por la
custodia infantil siempre consultan con un experto que haya tratado al niño.
Sugiere muy amablemente que Regina piense al respecto, y hace una salida digna
de cualquier diva de teatro.
Mientras
todos celebran, Emma observa a Archie y un tal Marco hablando, y Henry le
cuenta que son “viejos amigos.” Justo en ese momento, todos los grillos rompen
a cantar, y Henry anuncia alegremente que las cosas están empezando a cambiar.
¿Saben quién
no han cambiado? Los padres de Geppetto, que siguen convertidos en marionetas
en la tienda del Sr. Gold.
Tantas, tantas pesadillas... |
El episodio
cierra con Regina acercándose al ducto, y disimuladamente lanzando el cristal misterioso
hacia unas profundidades desconocidas y terribles.
Al mismo lugar al que tú lanzas tus
ganas de estudiar.
Oh, cállate.
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